¿Has sentido alguna vez que te morías? Yo sí puedo decir que lo he sentido y lo he experimentado… Uno de los mayores miedos que tenemos, es el miedo a la muerte.
No es fácil sentir que te mueres y tener esa sensación. Tenía 19 o 22 años. No lo recuerdo bien. Creo que podría tener 22 porque si no se lo habría comentado a mis padres, porque ya con 22 años ya vivía sola en la casa familiar. Bueno no sé porque también era muy reservada y mis miedos y algunas cosas importantes me las callaba porque quería batallármelas yo. No sé si porque no me entenderían o porque no necesitaba a nadie. Mis padres se fueron a un apartamento cerca de casa. Cada noche tenía la sensación de que si me dormía, jamás me volvería a levantar. ¿Te ha pasado alguna vez?
La verdad, es que no suelo acordarme de esa historia, pero justamente ayer estábamos hablando de la muerte y de pronto me vino a la mente, sin ningún tipo de miedo, sin ninguna intención de querer olvidarlo de mi mente como de no olvidarlo.
No tenía ningún dolor, no recuerdo ningún miedo, ni ansiedad… tan solo que me vino como un flash de que si me dormía no volvería a amanecer con vida. Lo único que hice fue mantenerme despierta con todas mis ganas, hasta que caía rendida en los brazos de Morfeo caía dormida. Recuerdo dejar los ojos abiertos como platos hasta que, Dios viniera a por mí.
Me confesé con el chico con el que salía. Yo creo que se creía que que quería darle pena o hacerme la víctima y lo que me encontraba en lugar de comprensión era como que pasaba de mí. Así que aprendí a vivir conmigo solita que es la que se tiene que cuidar.
Y así una noche tras otra. Y no sucedía nada, solo que me levantaba agotada de haber luchado con mis molinos de viento por si no me volvía a despertar. Me dirigí a Dios y le dije: «No sé que está pasando pero voy a confiar en ti y en lo que tenga que suceder». Esta reflexión la he pensado desde ayer, he hablado de ella esta mañana y ahora, conforme escribo, recuerdo que escribí una carta de despedida. La verdad, es que me daba hasta vergüenza.
Nunca supe cual es la causa que lo motivó. Lo cierto es que en el momento que acepté que podía morir en cualquier momento, nunca más apareció ese pensamiento ni esa duda. A día de hoy no tengo miedo a la muerte porque además sé que hay más vida. Confiar en Dios ha sido la base de mi vida en los momentos más complicados.
Bien es cierto que cuando voy de copiloto y veo un frenazo, me agarro, sí me agarro a la vida porque tengo mucho que ser aquí, al lado de MiniYo, de mi chico y por hacer en este mundo, por hacer por vosotros. Solo me voy a morir o a cerrar los ojos de este mundo, no del otro, un día y el día que llegue estaré preparada. De hecho no tengo casa propia en mi lugar más maravilloso del mundo y si que tenemos una parcelita para continuar nuestra vida cuando aquí tan solo cerremos los ojos.
Normally I do not read article on blogs however I would like to say that this writeup very forced me to try and do so Your writing style has been amazed me Thanks quite great post