Lo que más curioso me parece en esta vida es el gran miedo que tenemos a la muerte y sabiendo que solo nos vamos a morir un día pero que vamos a morir, nos pasemos el día enfadados, buscando justicia, manteniendo el ego, no cuidándonos, no valorando la preciosa vida que tenemos constantemente. Y es gracioso que cada día que nos levantamos no demos las gracias por un día nuevo, sino que te levantas en momento queja, en momento resignación, bufando, de mal humor, rompiendo carácter, con envidias y viendo lo que hacen los demás, juzgando y quedándote en el ‘inconfort’ en el que vives…
Muy poca gente se levanta dando amor, dando las gracias de verdad y queriéndose comer el día y disfrutarlo de verdad, pase lo que pase, venga la ola que venga. Sin embargo, me considero que estoy en ese 1 o 2% por ciento del mundo que quiere vivir de otra manera, que lucha por sus sueños, que se cuida, que tiene unos hábitos inquebrantables mientras disfruta de la vida. Cada vez son más las conciencias que se van despertando y que quieren otra vida a la del resto para ellos y para sus hijos que no tiene que ver con las leyes creídas e impuestas hasta ahora. Y eso implica dar pasos… Uno muy fácil el de tomar las riendas de tu vida, ser tu mejor versión cada día, ayudar e inspirar a los demás para que sepan que no se valora a una persona por lo que tiene material, sino por las ganas y la intención que puede poner para ser capaz de. Así construiremos un mundo mejor.
¿No te parece una incongruencia? Eso no es congruencia de conciencia porque piensas y temes a la muerte y eres incapaz de poner toda la carne en el asador para vivir. Prefieres sobrevivir.